Hola, estoy muerto. Mi nombre es... era Manuel, y te quiero contar mi historia para que sepas que el amor verdadero existe, pero que no siempre se puede alcanzar.
Morí por ella, pero no fue culpa suya, estaba maldita y me arrastré hacia su maldición como un perro hacia su dueño. Estaba tan ciego, no podía ver que ella supondría mi ruina, aquella princesa, aquella niña huérfana asustada por una simple araña muerta, aquella heredera de un rey caído... Ella... mi vida, mi alma, el amor de mi vida.
Era tan guapa... Yo solo quería lo mejor para ella, hacerla feliz, hacerla sentir lo que yo sentía cada vez que miraba sus dulces ojos; pasión, amor, que se sintiera bien a mi lado, acurrucada diciéndome, te quiero.
Pero... Yo... Estaba ciego, no me di cuenta de que ella también me amaba... A veces pienso... ¿Como pude ser tan estúpido? ¿Como pude dejarla sola? ¿Como no me di cuenta de que ella también prefería morir a mi lado que vivir una vida sin mi?
Fui un idiota, tal vez si no no me hubiera acercado a ella... Tal vez y solo tal vez, ella no estaría sufriendo. Llorando cada día por un amor que no volverá, llorando por unos sentimientos que jamás volverá a sentir, llorando... Llorando por mi...
Hay algo de lo que no me di cuenta hasta el momento de mi muerte, fue como un susto, un recuerdo lejano pero a la vez cercano... Recuerdo a esa niña pequeña rodeada de sirvientas que intentaban divertirla sin éxito... La siguiente imagen fue ir corriendo por el inmenso jardín... cogidos de la mano...
Era guapa, inteligente, amable, simpática. Cada vez que la miraba, inmóvil, me alegraba el día, pero también sentía que me moría por dentro por no poder decirle, hola, pero mi corazón latía más rápido y más rápido.
Lo tenía todo, era perfecta... Tenía defectos... Pero... ¿Sabes que?... Sus defectos la hacían perfecta.
Cogí el suficiente coraje para saludarla... Me recordó... Me sonrió... Me abrazó... En ese momento sentí un cosquilleo que me revolvía el estómago y me entraron ganas de abrazarla para siempre y no parar nunca...
Hubieron rupturas, discusiones... Pero todo eso eran tonterías, yo seguía profundamente enamorado de ella...
Salimos... Hablamos... Comimos... Y entonces... Ocurrió... Jamás olvidaré aquel día... Aquel momento... Fue el peor y el mejor momento de todos los que había vivido con ella... Ayudándola a escapar de la nube negra, llevándola a una zona segura... Pero... Esa zona era limitada... Solo podía entrar una persona...
Recuerdo su última mirada, su último suspiro, sus últimas palabras antes de que me fuera para siempre de este mundo, y partiera en un viaje hacia la eternidad...
Recuerdo como me miraba fijamente diciéndome que era la primera persona a la que le importaba... Su padre se sacrificó por ella... Que si seguía corriendo con ella en brazos me arrastraría hacia su maldición...
Mis fuerzas me fallaban... Me dio un dulce beso en la mejilla y en seguida me recompuse... Estábamos tan cerca de lograrlo...
Tropecé en el último segundo, en la recta final... Pero eso no me importaba... Me importaba ella... Yo solo quería que fuese feliz... Pero, por dejarla vivir.. por llevarla a la zona segura... Por hacer algo que yo creía bueno... Nunca lo conseguí...
Aún la veo llorando, suplicándome que me levante y siga corriendo... Que no la deje sola... Que no podría vivir sin mi...Yo era el amor de su vida y el hombre con el que quería estar... Yo y nadie más...
Al contemplar esa escena, casi sin poder moverme... Sentí una combinación entre emociones de alegría, por saber que el amor de mi vida me amaba, tristeza por saber que no la volvería a ver nunca, miedo por el pensamiento o la idea de que ella no alcance nunca la felicidad...
No podía hacer nada... Sentí como aquella nube me empezaba a cubrir quitándome el alma... Entonces pude oír la voz de mi amada por última vez...
– ¡Esa nube te matará! ¿¡Por que me has ayudado!?
Entonces, antes de que ocurriera lo inevitable... Con mi último suspiro le dije:
– Mi amor... Yo... Iría hasta el fin del mundo solo para verte sonreír...
No hay comentarios:
Publicar un comentario