El espejo que no sabía que era un espejo quería verse a sí mismo. Pero ¿cómo? Preguntó a otros espejos, estos se rieron de él y le dijeron que podía intentar reflejarse en ellos. Pero al verse reflejado no vió más que una sucesión infinita de espejos. Lo cual le llevó a pensar que era invisible, pero tras hacer unas comprobaciones, se dio cuenta de que la gente reaccionaba al verlo (unos mejor que otros). Pensó y pensó. ¿Cómo podía verse a sí mismo? ¿Cómo podía saber cómo era? Le parecía algo muy grave no conocer siquiera su propio aspecto.
Esto le estuvo molestando durante demasiado tiempo para un espejo. Entonces, en otro intento de despejar dudas, se quedó en un sólo lugar; en casa. Y allí encontró la solución a su "problema". Cuando pasaba gente, lo miraba. Siempre se había preguntado porqué, pero llegó un momento en que sólo se fijó en el cómo lo miraba la gente. Y se dijo: <<esto es lo que soy yo. Los que sí me pueden ver saben cómo soy, y sonríen cada vez que me ven. Entonces debo de ser genial ¿no?>>.
miércoles, 31 de enero de 2018
EL ESPEJO QUE NO SABÍA QUE ERA UN ESPEJO
martes, 30 de enero de 2018
UNA MOSCA VOLABA EN EL AIRE
Una mosca volaba en el aire. Sin
ninguna razón. Simplemente porque sí, punto. No todas las historias tienen que
perseguir un objetivo… Sin embargo, no será una buena historia si no lo tiene.
Así que pongamos que esta mosca tenía un objetivo, pongamos que… Quería volar
más rápido. Pero no, todavía no le habían crecido suficiente las alas,
<<Si algún día me salen alas más grandes no sólo me atreveré a volar más
rápido, sino que también iré más lejos>> pensó la mosca, pero en el fondo
sabía que sería demasiado raro que a una mosca le crecieran alas de águila o
algo. Entonces cambió sus deseos. Ahora quería ser más grande. Pero no, todavía
era muy pequeña, <<Si algún día crezco tanto como para que todas las
moscas del mundo me puedan ver, seré capaz de satisfacerlas y ser un ejemplo
para ellas>>, pero viendo el tamaño promedio que tenían todas las demás
moscas, esta opción parecía poco viable. Y volvió a cambiar sus deseos. Ahora
quería ser más querida, que todas la reconocieran cuando la vieran. Pero no,
todas eran unas asquerosas, y eso hizo que ella también lo fuera. <<Si
algún día me apoyan, seré capaz de hacer lo que sea por ellas>>, pero
viendo cómo eran las demás, también descartó esa idea.
Entonces alguien le dijo: <<no,
mosquita, no dejes que nadie te influya tanto. Céntrate en ti y en lo que
quieres hacer>>
Desde ese momento la mosca volaba en el
aire. Sin ninguna razón. Simplemente porque sí.
lunes, 29 de enero de 2018
EL LIBRO Y LA ESTANTERÍA
Érase una vez un libro que quería
vivir en una estantería. Pero el libro tenía demasiado polvo y la estantería no
lo quería dentro de ella. El libro no lo entendía, porque una vez pudo ver lo
que había dentro de la estantería (una vez que abrió sus puertas), y realmente
había más polvo ahí dentro que todo el que le cubría. Quizá no era el mejor
lugar para vivir, pero el libro seguía queriendo vivir allí. Sin saber porqué.
Sentía que allí le tocaría la lotería o que le cambiaría la vida de alguna
forma.
El libro siguió insistiendo, y la
estantería, por pena, decidió hacerle una entrevista. Aunque más bien era un
interrogatorio, pero el caso es que descubrió que el libro tenía miedo de ir a
París debido que lo intentaron secuestrar hace 8 años. Lo cual para un libro no
es demasiado tiempo, lo tenía bastante reciente. Y la estantería tomó una
decisión: el libro tenía que ir en coche a Francia antes de que acabara el día
para que lo dejara vivir dentro de ella.
El libro, al enterarse de su
decisión, empezó a rajarse. Las letras de su interior empezaron a ser
ilegibles, su tapa dura se transformó en blanda, perdió hojas y las que
quedaron se volvieron de un papel rugoso y desagradable al tacto. Ya no olía a
nada, ya no olía a ese olor tan agradable que tienen los libros. ¿Porqué la
estantería se lo había puesto tan difícil?
En ese estado de desesperación, descubrió (por casualidad) la situación de otros libros, que lo estaban pasando mucho peor. Unos eran quemados, otros torturados y otros... No se lo quería ni imaginar, pero todos tenían un mismo objetivo: vivir en la estantería. Ese descubrimiento... Ni él sabría decir si le hizo sentir mejor o peor. Eso le animó a tratar de hablar de nuevo con la estantería, a pesar de los riesgos que ahora sabía que tenía hacerlo. Claro, que tampoco sabía en que parte del orden jerárquico se encontraba. El caso es que encontró a la estantería hablando con un ordenador. Nadie vio al libro (o, más bien, nadie se molestó en verlo) y escuchó la conversación. El ordenador también intentaba vivir dentro de la estantería. <<No lo va a conseguir>> pensó el libro <<no se ha esforzado lo suficiente>>. Pero se equivocó. Vino una persona y metió el ordenador dentro de la estantería. <<Será que al final sí que se ha esforzado>> eso es lo que se dijo, pero tenía muchas dudad calladas por su inseguridad. Pero él seguía queriendo vivir en la estantería, la pregunta es ¿lo conseguirá? Yo espero, sinceramente que sí. Pero eso no depende de mí. ¿O sí?
En ese estado de desesperación, descubrió (por casualidad) la situación de otros libros, que lo estaban pasando mucho peor. Unos eran quemados, otros torturados y otros... No se lo quería ni imaginar, pero todos tenían un mismo objetivo: vivir en la estantería. Ese descubrimiento... Ni él sabría decir si le hizo sentir mejor o peor. Eso le animó a tratar de hablar de nuevo con la estantería, a pesar de los riesgos que ahora sabía que tenía hacerlo. Claro, que tampoco sabía en que parte del orden jerárquico se encontraba. El caso es que encontró a la estantería hablando con un ordenador. Nadie vio al libro (o, más bien, nadie se molestó en verlo) y escuchó la conversación. El ordenador también intentaba vivir dentro de la estantería. <<No lo va a conseguir>> pensó el libro <<no se ha esforzado lo suficiente>>. Pero se equivocó. Vino una persona y metió el ordenador dentro de la estantería. <<Será que al final sí que se ha esforzado>> eso es lo que se dijo, pero tenía muchas dudad calladas por su inseguridad. Pero él seguía queriendo vivir en la estantería, la pregunta es ¿lo conseguirá? Yo espero, sinceramente que sí. Pero eso no depende de mí. ¿O sí?
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